Azúcar: más allá de calorías

Azúcar, endulzante que con diferentes nombres: sacarosa, glucosa, fructosa, jarabe de maíz, entre otros, se ha tornado parte de los ingredientes de casi todos los alimentos de consumo masivo.

Hace varias décadas cuando se identificó que las grasas saturadas impactan negativamente la salud, aumentando los niveles de colesterol, triglicéridos, peso y enfermedades del corazón, se recomendó el consumo de productos descremados o bajos en grasas.  Ante esta  situación la industria alimentaria debía buscar una solución para poder mantener sabor en los alimentos; esta fué adición de AZÚCAR.  Es así como en los últimos 50 años el consumo de azúcar se ha triplicado.  Está incluída en las bebidas azucaradas y jugos envasados, salsas, panes, galletas, cereales, yogurts, en fin,  en casi todos los alimentos preparados  que consumimos.  Esta medida ha resultado muy costosa para la salud de la población.

Según varios investigadores,  el azúcar en cualquier forma de presentación induce a cambios que ya son conocidos en el ámbito de la salud, como son aumento de los niveles de azúcar en sangre, alteración de la función de la insulina y aumento de los triglicéridos, pero asimismo altera el metabolismo,  la función de diversas hormonas en el cuerpo y es capaz de producir daños en el hígado.

En la actualidad se considera que el consumo de azúcar en tan alto nivel,  es el factor común responsable de la epidemia en que se han convertido las enfermedades crónicas no transmisibles como son la  diabetes,  enfermedades cardiovasculares, cáncer y la obesidad.   Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  estas enfermedades causaron 38 millones de muertes en el 2012, siendo la mayoría de estas prevenibles.   Desde el 1980 al 2014 la obesidad se duplicó, encontrándose en 39% de la población mundial.  Asimismo los pacientes diabéticos aumentaron de 108 a 422 millones.  Definitivamente cifras alarmantes.  Lamentablemente estas afecciones están llegando a personas cada vez más jóvenes, incluso a niños.

Ante esta realidad, la OMS recomienda reducir el consumo de azúcares a un 5% del total de calorías consumidas por día.  Para un individuo que consuma 2000 calorías, esto representa 25 gramos de azúcar o lo que es igual 6 cucharaditas de tamaño café.   Es importante destacar que no solo cuenta el azúcar que añadimos, sino también la que está contenida en los alimentos.

Qué podemos hacer?

Cada individuo debe tratar de lograr una alimentación más sana para sí mismo y su familia, con especial atención en los niños.  Lo que aprendan como hábito de alimentación en la infancia, marcará gran parte de sus gustos alimentarios toda la vida.  Es importante empezar a educar el paladar a preferir alimentos menos dulces.  Aún si son alimentos con edulcorantes artificiales y no calóricos,  es preciso empezar a reducirlos.

Algunas recomendaciones prácticas:

  • Prefiere fruta natural, en lugar de jugos.
  • Limita el consumo de bebidas azucaradas. Si deseas alguna bebida refrescante, puedes saborizar el agua de forma natural con rodajas de fruta, gotas de limón, hojas de menta.
  • El consumo de postres, bizcochos, helados, hazlo de forma ocasional y en pequeñas cantidades.
  • Revisa el contenido de azúcar en las etiquetas de información nutricional de los alimentos que consumes. Recuerda que el total por día debe ser menor de 25 gramos.
  • Reduce gradualmente el azúcar o el edulcorante que pones en tu café o té.

Con cambios pequeños y progresivos es posible tener una alimentación más sana mejorar tu salud.

 – Dra. Ana Carolina Baéz A.
Nutrióloga Clínica
@dra.anacarolinabaez

 

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