Isquemia Silente Cardiaca

El termino isquemia se refiere al sufrimiento del tejido o musculo cardiaco por la privación de oxigeno fruto de una obstrucción coronaria en la mayoría de los casos. Esta hipoxia provoca mecanismos de alerta los cuales se manifiestan en la mayoría de los pacientes como dolor u opresión en el tórax, espalda o mandíbula.

Existen pacientes donde este mecanismo de alerta se encuentra limitado y por tanto no sienten dolor llevando al término de “silente”.  Esta ausencia de síntomas se debe en la mayoría de los pacientes a trastornos de los nervios encargados de transmitir el dolor (neuropatía), por tanto es más común en grupos propensos a la misma como diabéticos y ancianos.

La isquemia silente acarrea un mal pronóstico ya que el mecanismo de dolor es un mediador para la atención temprana cuando se manifiesta o el cese de actividades que la provoquen como el ejercicio, si un paciente esta caminando y percibe dolor de pecho la reacción normal es cesar la actividad, al disminuir la demanda de oxigeno del musculo en general la intensidad del disconfort  disminuirá como mecanismo de protección, esta defensa fisiológica está ausente en el individuo con isquemia silente perpetuando la isquemia, limitando la posibilidad de una atención adecuada y a tiempo.

Para diagnosticar la isquemia silente se utilizan pruebas donde se pueda evidenciar trastornos producidos por la ausencia de irrigación sanguínea del musculo, el electrocardiograma con esfuerzo puede mostrar la presencia de isquemia, otras pruebas utilizadas para aumentar la capacidad de detección incluyen el ecocardiograma de esfuerzo o eco stress, la gammagrafía cardiaca conocida también como prueba de esfuerzo nuclear y la resonancia cardiaca de esfuerzo. El monitoreo holter o electrocardiografía ambulatoria puede en adición ser de ayuda en la detección de isquemia silente.

Si la isquemia no es detectada a tiempo puede llevar a infarto, en ocasiones un electrocardiograma o ecocardiograma pueden demostrar la presencia de trastornos que apuntan  hacia un evento ocurrido en el pasado donde el paciente no se percató de la presencia de la misma conllevando a daño irreversible del musculo por la falta de irrigación sanguínea.

Una vez diagnosticada la presencia de isquemia estudios demuestran la superioridad de un tratamiento agresivo con revascularización y terapia medica  vs una terapia medica óptima. El cateterismo cardiaco o la angiotomografía coronaria son herramientas utilizadas para determinar anatómicamente la ubicación y grado de obstrucción de las arterias coronarias responsable de la isquemia.

La revascularización puede llevarse a cabo mediante el implante de stents (mallas metálicas) destinadas a restaurar el flujo sanguíneo de manera mínimamente invasiva, o mediante cirugía de puentes aorto coronarios. La determinación de que técnica utilizar dependerá de la ubicación y/o número de lesiones obstructivas así como la experiencia de los operadores involucrados en la decisión terapéutica.

Una vez realizada la revascularización el paciente será sometido a un tratamiento intenso destinado a cambios en estilo de vida (nutrición, ejercicios) y medicamentos enfocados en prevenir recurrencia, ya que en estos pacientes la reaparición de enfermedad obstructiva es frecuente de no realizarse una terapia preventiva enfocada.

Algunos factores asociados a isquemia silente incluyen la Diabetes Mellitus, edad mayor a 65 años, el género femenino así como historia familiar de enfermedad coronaria.

La mortalidad en pacientes con isquemia silente esta aumentada cuando se compara a pacientes con isquemia sintomática, el desarrollo de insuficiencia cardiaca, arritmias letales incluyendo muerte súbita e infarto al miocardio presentan una proporción mayor.

La isquemia silente es parte del espectro de enfermedad ateroesclerótica donde el control de factores de riesgo es crucial en su prevención, Colesterol elevado, Diabetes, tabaquismo, obesidad, Hipertensión arterial, sedentarismo, stress, edad e historia familiar son los pilares básicos donde enfocar la terapia preventiva.

– Dr. Pedro Ureña

 

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